domingo, 5 de septiembre de 2010

ORACIÓN DE LAS MUJERES A LA HORA DE DORMIR:

Ahora, Señor, que me dispongo a dormir, rezo con mucha fe para que Me concedas un hombre que no sea feo, que sea inteligente, cariñoso, fuerte, comprometido y lindo. También compositor y poeta, y con mucho humor del que yo pueda entender.
Que le guste quedarse horas escuchándome , que piense antes de hablar y diga la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad. Que le gusten mi familia y amigos, el fútbol no.. . Que cuando diga que va a llamar no me haga esperar.... y llegue a la hora en punto a casa y sin olor a jabón chiquito.

Rezo para que tenga un empleo muy bien remunerado, que sea bien detallista y generoso y que cuando me gaste su dinero, no se moleste. Que, en la mesa, me retire el asiento y me abra la puerta del auto y que sepa hacerme masajes en la espalda y que siempre, siempre... me vea flaca. Que no tenga ojos para ninguna otra mujer, que siempre me diga lo bella que me veo y la suerte que tuvo de encontrarme. Te rezo por el hombre que me va a amar hasta la muerte!
Amen.


ORACION DE LOS HOMBRES A LA HORA DE DORMIR:
Señor, mándame una mujer  con un  trasero   bien lindo,unas  Lolas   grandes ,  dueña de una distribuidora de coches   y cerveza!!!!! Amén....

Recomendaciones para adultos contemporáneos, seudo-intelecto-neuro-hipocondríacos

Es decir: nosotros...Dicen que todos los días tenemos que comer una manzana por el hierro y un plátano, por el potasio. También una naranja, para la vitamina C, medio melón para mejorar la digestión y una taza de té verde sin azúcar, para prevenir la diabetes.
Todos los días hay que tomar dos litros de agua (sí, y luego mearlos, que lleva como el doble del tiempo que llevó tomárselos).
Todos los días hay que tomarse un Activia o un Yogurt para tener 'L. Cassei Defensis', que nadie sabe qué mierda es, pero parece que si no te tomas un millón y medio todos los días, empiezas a ver a la gente como borrosa.
Cada día una aspirina, para prevenir los infartos, más un vaso de vino tinto, para lo mismo. Y otro de blanco, para el sistema nervioso. Y uno de cerveza, que ya no me acuerdo para qué era. Si te lo tomas todo junto, por más que te dé un derrame ahí mismo, no te preocupes pues probablemente ni te enteres.



Todos los días hay que comer fibra. Mucha, muchísima fibra.   Hay que hacer entre cuatro y seis comidas diarias, livianas, sin olvidarte de masticar cien veces cada bocado. Haciendo un pequeño cálculo, sólo en comer se te van como cinco horitas.
Ah, después de cada comida hay que lavarse los dientes, o sea: después del Activia y la fibra los dientes, después de la manzana los dientes, después del plátano los dientes... y así mientras tengas dientes, sin olvidar pasarte el hilo dental, masajeador de encías,.........
Mejor amplía el baño y mete el equipo de música, porque entre el agua, la fibra y los dientes, te vas a pasar varias horas por día ahí adentro.
Hay que dormir ocho horas y trabajar otras ocho, más las cinco que empleamos en comer, veintiuno. Te quedan tres, siempre que no te agarre algún imprevisto. Según las estadísticas, vemos tres horas diarias de televisión. Bueno, ya no puedes porque todos los días hay que caminar por lo menos media hora (dato por experiencia: a los 15 minutos regresa, si no la media hora se te hace una).



Y hay que cuidar las amistades porque son como una planta: hay que regarlas a diario. Y cuando te vas de vacaciones también, supongo. Además, hay que estar bien informado, así que hay que leer por lo menos dos diarios y algún artículo de revista, para contrastar la información. ¡Ah!, hay que tener sexo todos los días, pero sin caer en la rutina: hay que ser innovador, creativo, renovar la seducción. Eso lleva su tiempo. ¡Y ni qué hablar si es sexo tántrico! (al respecto te recuerdo: después de cada comida hay que cepillarse los dientes!).
También hay que hacer tiempo para barrer, lavar la ropa, los platos, y no te digo si tienes perro u otra mascota... ¿hijos?!
En fin, a mí la cuenta me da unas 29 horas diarias. La única posibilidad que se me ocurre es hacer varias de estas cosas a la vez, por ejemplo: Te duchas con agua fría y con la boca abierta así te tragas los 2 litros de agua.


Mientras sales del baño con el cepillo de dientes en la boca le vas haciendo el amor (tántrico) parado a tu pareja, que de paso mira la TV y te cuenta, mientras barres. ¿Te quedó una mano libre? Llama a tus amigos. ¡Y a tus padres! Tómate el vino (después de llamar a tus padres te va a hacer falta). El Yogur   con la manzana te lo puede dar tu pareja mientras se come el plátano con el Activia, y mañana cambian. Y menos mal que ya crecimos, porque si no nos tendríamos que clavar un  Extra Calcio todos los días.

¡Úuuuf! Pero si te quedan 2 minutos, reenvíale esto a los amigos (que hay que regar como las plantas) .. Y ahora te dejo porque entre el yogur, el medio melón, la cerveza, el primer litro de agua y la tercera comida con fibra del día, ya no sé qué estoy haciendo pero necesito un baño urgente. Ah, voy a aprovechar y me llevo el cepillo de dientes...

Del amor a la indiferencia

Lo contrario del amor no es el odio sino la indiferencia   . El amor y el odio son dos caras de una misma moneda, están tan juntitas que podemos pasar de un estado al otro sin darnos cuenta, en cambio la indiferencia, es fría como la hiel. Por eso cuando tenemos una pelea con alguien nos suelen aconsejar “mátalo con la indiferencia”.
Claro está que no es que deseemos ser odiados, pero la indiferencia en algún lugar recóndito de nuestro corazón (o en la superficie, ¿por qué no?) duele más que el odio. ¿Pero… por qué? ¿Por qué somos masoquistas? ¿Por qué preferimos que nos odien? No es que prefiramos que nos odien o nos tiren a matar, pero justamente la falta de interés hacia nosotros es lo que nos duele. ¿A quién no le ha pasado alguna vez esperar una llamada inpacientemente? Esperar segundos, minutos, horas, días… hasta meses, pero el maldito teléfono no suena y decimos SOCORROOOO!!!!!!!! ¡Ayúdenme!
La indiferencia duele en el alma más que el odio. Por ejemplo cuando odiamos a una  ex, es porque estamos todavía pendientes de esa persona, porque hay algo que nos llama la atención de sus actitudes, porque genera una pasión en nosotros, una pasión desenfrenada, tumultuosa, pero pasión al fin, en cambio la indiferencia roza el desamor.
A mi modo de ver hay dos tipos de indiferencia, la verdadera y la fingida. La primera es fría, es cuando notamos que al otro le importa todo un cuerno, cuando ante una sonrisa nos mira con desgano como diciendo ¿y ahora qué quiere? Es la que ante la espera desesperamos, en la que preferimos el odio más acérrimo a ese impoluto y estéril sentimiento que es la indiferencia porque no queremos que nos dejen fuera. La fingida es sólo una artimaña utilizada por algunos de los amantes para generar reacciones en el otro: ¿pero a este/a qué le pasa que no quiere saber de mi? ¿por qué será que no me llama más? ¿Prefirió a fulanita o menganita a estar conmigo? O el típico “yo le doy todo y él/ella no me da nada”. Pero no nos desesperemos, es sólo un ardid, un simple juego, lo otro, lo otro es distinto, es una herida profunda a nuestro corazón. Tal vez si sentimos la verdadera indiferencia habría que aplicar   : “Quiero a la que me quiere y olvido a la que me olvida”., ante todo amor propio.