Una de las interrogantes que toda la vida he tenido (y estoy seguro de no ser el único) es ¿Por qué la gente ve tantas novelas? ¿Cuál es el elixir mágico que tienen? ¿Qué tipo de imán son que atraen tanto? Y es que ver una novela es la mayor prioridad en la vida , sí, de todos, no sólamente las mujeres, ya que conozco a muchos hombres que todos los días están frente al TV para no perderse “la novela de las seis ” (esa es otra, que ni los nombres se saben).
Son curiosas las excusas que muchos amigos ponen, como la clásica “Yo sólo la veo para bucearme a las tipas, .......” o sino también “Es que no hay nada bueno que ver, yo sólo prendo el TV pero no lo miro” (sí, claro).
Por otra parte las mujeres, son más inconcebibles todavía, ya que más importante que el trabajo, que el novio, que el marido, que todo, está la novela. Sí, la novela es algo primordial, algo impelable, y así una mujer no haya visto la mitad de todos los capítulos, o queden 5 capítulos para el final, siempre se pondrá al día, porque habrá otra mujer que le explique todo. Aclarando dudas como “quién es el protagonista” (normalmente el más cuadrado) y “quién es la mala” será suficiente para entender el resto. Lo demás son personajes secundarios que “son un vacilón” o llevan una historia paralela que a nadie le importa.
Desde muy pequeño siempre escuchaba gritos en la cocina cuando era de día, y gritos en el cuarto de mi mamá cuando era de noche. Un día me surgió la curiosidad y fuí a averiguar qué estaba ocurriendo, a lo que me llevo la sorpresa de que mi madre, junto a mi tía, no estaban gritándose entre ellas, sino gritándole al televisor, sí, a la propia pantalla que tenían al frente de ellas. Al principio dudé respecto a qué estaba sucediendo, pero más tarde pude comprender a la perfección. Estaban “diciéndole” a los personajes lo que debían o no debían hacer. “Contéstale estúpida, él te ama, no te dejes engañar, atiéndele, si es idiotaaaaa esta muchacha dios mio, no puedo con ella, ay no no, cambia el canal por favor”. Otra cosa que noté es que al final de cada escena, los personajes en cuestión se quedan mirando las caras, sin decir nada. “La verdad Dulce María, es que este señor que está acá, pues… pues… ¡Dime mamá, dime! Pues, hija, Raúl Enrique no es tu verdadero padre” chan chan, chan chan (es así más o menos la musiquita que ponen) seguido de un locutor “¿Será verdad lo que le dijeron a Dulce María? ¿Es cierto que Don Raúl no es su padre? ¡Averíguenlo! El próximo Lunes y a la misma hora, el desenlace de ‘Las tetas y el Paraiso....’ por tu television....., el canal del suspenso”. Toda la comunidad pasa el fin de semana hablando de Dulce María, de su malévola madre que le ocultó el secreto de su padre durante toda una vida, de su posible embarazo, de si será o no será, y hasta rezan para que la novela no sea interrumpida por algun discurso presidencial o un partido de futbol . También aprovechan para poner al día a los que se perdieron el capítulo.
En fín, yo me voy, ya va a empezar la novela.
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